La inmigración europea en Argentina se dio fuertemente entre los años 1880 y 1914, debido a la falta de empleo en Europa provocado por el desarrollo Industrial. En el país se necesitaba mano de obra para trabajar la tierra y el ganado; casi la mitad de los inmigrantes provenía de Italia, especialmente del sur, y una tercera parte de España. Esta ola migratoria se reduce en 1914 al comienzo de la Primera Guerra Mundial.
El gobierno de Julio A. Roca, impulsó una campaña de propagandas en Europa que los que quisieran poblar el suelo argentino serían bien recibidos, con alojamiento y comida al arribar al puerto, se prometía crecimiento a nivel económico y mejora en el nivel de vida.
Realmente no fue así, además de no recibir lo prometido se hizo notar los prejuicios hacía los residentes de Europa del sur (España e Italia) eran vistos por la Elite Argentina como la escoria europea. Sin embargo, los que llegaban de Europa del Norte eran los “verdaderos trabajadores”, los que formarían una “limpia” sociedad. Dicho en palabras por Juan Bautista Alberdi: “Con tres millones de indígenas, cristianos y católicos, no realizaríais la república ciertamente. No la realizaríais tampoco con cuatro millones de españoles peninsulares, porque el español puro es incapaz de realizarla allá o acá. Si hemos de componer nuestra población para nuestro sistema de gobierno […] es necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona. Ella está identificada con el vapor, el comercio y la libertad, y nos será imposible radicar estas cosas entre nosotros sin la cooperación activa de esa raza de progreso y de civilización”. Es decir, se esperaba la llegada de trabajadores procedentes de Inglaterra y Francia y no de España ni Italia.
Me voy a centrar en la población española, en cómo los tratamos y cómo nos tratan ellos en su tierra actualmente.
Digamos que muy actual no es el trato despectivo hacía los españoles, ¿no?
Todo el mundo conoce un chiste de gallegos o escuchó al menos uno; de hecho se afirma que todos los españoles son gallegos, pero ¿es así ciertamente? ¿Llamar a un español gallego porque sí, sin conocer su región y/o ciudad?
Un gallego le dice a otro: Oye Manolo pásame otro shampoo.
- Pero si ahí en el baño hay uno.
- Si hombre, pero este es para cabello seco y yo ya me lo he mojado.
- Pero si ahí en el baño hay uno.
- Si hombre, pero este es para cabello seco y yo ya me lo he mojado.
Además que son todos gallegos, son todos idiotas. Una breve explicación: los gallegos provienen de Galicia. Los que nacen en Madrid, madrileños y los que nacen en España, españoles fin del asunto. No es muy difícil, parece que los que no entienden nada son otros…
Siempre es bueno saber que piensa y siente una persona en cierta situación y condición. Para que no sólo sea una sensación personal hablé con Julia de 18 años, que se instaló en Argentina con tan solo 7 años:
P: ¿Alguna vez te sentiste discriminada por ser española?
R: Como sentirme discriminada no. Pero a veces es un tanto ofensivo, por ejemplo, como te tratan en migraciones y quizás con algunos chistes. O cuando veíamos historia en la primaria y los chicos me miraban raro pero en realidad nunca me paso de sentirme realmente mal.
P: ¿Cómo te tratan en migraciones?
R: En migraciones te puede tocar alguien divino como alguien que te trata para la mierda, te atiende mal y te hace sentir que sos inferior por tu condición de extranjero.
P: ¿Te dijeron muchas veces gallega?
R: Puff......., millones de veces. Todo el tiempo.
P: ¿Te molesta?
R: A mi personalmente no es que me moleste porque no tengo nada en contra de los gallegos, pero es un poco como si a un chino le decís ponja o a un coreano lo mismo… Pero no tengo nada contra los gallegos. Lo que pasa es que la gente si tiene cosas en contra de los gallegos, es como que usan el término "gallego" como algo despectivo. Entonces quizás, a veces, si me dicen gallega me da para pensar que me están "discriminando"
Quedó clara la realidad de los españoles en argentina: desde la gran inmigración en el siglo XIV hasta hoy, existe discriminación hacía ellos: chistes sumamente despreciativos, llamarlos groseramente “gallegos”, maltratos en migración entre otras actitudes.
O sea acá, todo mal y ¿allá?
Justamente se dio la casualidad que al recibir la consigna de esta nota, surgió una noticia muy grave sobre una docente que viajó a España. La profesora universitaria “Fue invitada por el catedrático de Historia contemporánea, de la Universidad Complutense de Madrid, Julio Aróstegui, en una suerte de intercambio por dos meses. Estuvo cuatro horas demorada e incomunicada en una pieza sin ventanas en el subsuelo del Aeropuerto de Barajas (Madrid) por la policía de Frontera. Los efectivos se rieron "constantemente" de la docente.” Explicó Fazio, ex subsecretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.
Lamentablemente María Cecilia Tonón, la docente, perdió el embarazo de 3 “posiblemente por los efectos del stress y de los 22.000 kilómetros realizados en tan sólo 36 horas” dijo la profesora. "A esta situación, le tengo que sumar el desánimo moral y el terror, terror, de que si vuelvo a ir en breve me pase lo mismo, porque me piden no sé qué otra cosa, o porque creen que soy 'peligrosa' si protesto o no sé qué, tengo miedo, sinceramente, estoy con la voluntad quebrada", agregó.
La profesora fue despachada en un avión sin ninguna razón, le pidieron una visa de estudiante cuando nunca fue requerida ante una estadía menor a 3 meses y los becados nunca la necesitaron.
Este tipo de situaciones no solo pasa con los argentinos, aunque se de más seguido o por lo menos obviamente es lo que nos enteramos; sino que pasa con los latinoamericanos. Una real xenofobia se vive en España, como también en Argentina hacía los inmigrantes (dependiendo qué inmigrantes, un inglés es otra cosa, es un extranjero, ojo.)
Es muy triste pensar que dos países que tienen tanto en común: historia, cultura, comidas, el idioma; exista tanto odio, rencor y desprecio.
Parece ser que la palabra tolerancia a ambos países no les es muy familiar. Al punto que llega esto, gente que elije vivir en un país por distintos motivos, ejerce su profesión o estudia porque ve mejores posibilidades; tenga que sufrir circunstancias completamente evitables con tan sólo entender que no es un enemigo, un intruso que viene a “ensuciar” tú país. Es una persona que buscó otra suerte, otra oportunidad, en 1880 como en el 2010 se ve esa nueva tierra, como una nueva vida. ¿Cuándo vamos a aprender que somos todos iguales, que no somos más ni menos que otros, que no tenemos el derecho a maltratar y denigrar a los inmigrantes?
Yo empiezo hoy a: no mirar con desprecio, no tener prejuicios de qué tal vez ese me roba, no pensar seguro que ese es un indocumentado. Le digo no a la xenofobia. Le digo basta a la discriminación a los extranjeros y ¿Uds.?